Vuelvo a la obra de Amable Arias, esta vez en su faceta de pintor, después de haber maquetado su poemario Encantamiento y desencantamiento. Otra preciosa oportunidad de sumergirse en la mente y el mundo de Amable, un creador puro, total, y un reto complejo que hizo fácil la guía de un amabliano también puro y total: Jesús Palmero, «alma mater» de este libro y comisario de la exposición tripartita que queda recogida en él.